Serena, Joey y Carrie… Todos en uno y madurando

¡Soy oficialmente un orgulloso amo de casa!

Sí amigos, lo soy. Os pongo en antecedentes: Ayer se cumplió la segunda semana desde que llegué a Madrid para vivir solo y desempeñar la vida de una persona madura madura madura MADURA (perdonad, mi subconsciente parece no pensar lo mismo, pero ya os digo yo que sí) e independiente. Sí lectores míos, desde hace dos semanas soy un tío de Valencia que se ha venido a Madrid a pasar el verano, vamos la cosa más normal del mundo. He huido del calor sofocante y lo he cambiado por un tipo de calor más bien asfixiante. Y sí, también he cambiado el mar por… Por…  Por… ¡Madrid!

Pero bueno, aun no estoy desquiciado del todo (dadme tiempo), así que no penséis que he elegido Capital City (tope american me ha quedado eso) como destino paradisíaco en el que disfrutar mis tres meses de vacaciones. La cosa es bastante distinta. Hace unas semanas fui aceptado para realizar unas practicas por aquí, así que, cogí mis múltiples maletas, puse mis miedos atrás y me monté en un AVE de ida (sí, volveré en septiembre, pero solo tenía billete de ida… ¡Soy así de melancólico!) y me vine. No os mentiré, mi llegada fue un poco en plan cuando Serena vuelve a Nueva York en el primer capítulo de Gossip Girl. Algo así:

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Ya sabéis: Desubicado, sin rumbo y más perdido que Adán en el día de la madre. Menos mal que ahí estaban papá y mamá para hacer la llegada más tranquila.

Así que, desde que vivo solo, tengo preocupaciones tan interesantes como:

«¡Ay por el amor del cielo! ¡Qué poco espacio tengo en la cocina!»

Y sí, eso me atormenta mucho.

«¡Saca la ropa de la lavadora, que va a hacerse una pelota!»

Hay que saber encontrar el momento perfecto entre muy húmedo y… ¡pelota!

«¿Qué como/ceno hoy?»

Hay días en los que me digo: «No comas, da igual. Duerme. Mañana será otro día… ¡No escuches a tu estómago! ¡NO LO HAGAS!»

Y, por si todo esto fuera poco, decidí comprarme un pez. ¡UN PEZ SEÑORES! Para que me haga compañía y eso. Vosotros pensaréis: «¿Un pez? ¡Eso no es ná!». Y sí, yo también pensaba eso, pero desde que tengo a mi pez… ¡ES COMO TENER UN HIJO! (Y os lo digo yo que tengo una media de 3’14 hijos repartidos por el mundo). Pero yo a mi Carrie The Fish le tengo mucho amor y aprecio. Ya sabéis soy como una madre: quieren que los bebés paren de llorar, que se coman el potito y que no hagan cacas de esas que matarían a un anósmico, pero eso sí, aunque les pongan los pelos verdes, ¡quieren a sus bebés!

Pero bueno, pese a todo ahora mismo soy un tío enrollado que vive solo. Al más puro estilo Joey cuando Chandler se va de casa y antes de que Rachel se instale con él.

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Eso sí, ¡en mi casa nada de tirar la comida al suelo y después comérsela!

Bailo solo por la vida, me paseo en ropa interior, no haga la cama (a veces sí…), cantó muy emocionado en la ducha (con más emoción aun que en mi casa), tengo conversaciones existenciales conmigo mismo… Y hago una compra que podríamos definir como: divertida, interesante y nutritiva. ¿No es maravilloso? Pero, eso sí, también lavo el váter (que poco glamuroso el asunto), plancho, tiendo… En definitiva soy un Joey mejorado, un Joey 2.0.

Eso sí, las luchas constantes entre mi yo pequeño y mi yo mayor no cesan. ¿Lo bueno? ¡Suele ganar el mayor! ¡Chúpate esa niñato!

Así que aquí me tenéis. En otra ciudad, haciéndome mayor y volviendo a escribir en el blog. Y es que, vivir solo me ha transformado en algo más que un bloguero guay, ¡ahora soy un bloguero guay que vive solo! ¿Captáis la diferencia? Es difícil de ver, pero está ahí. Esto de la soledad te da otra perspectiva de las cosas, ya entiendo a Carrie cuando dijo:

«Solía pensar que esa gente que se sienta sola en Starbucks a escribir en sus portátiles era terriblemente pretenciosa. Ahora sé la verdad: es gente que se ha mudado hace poco con alguien nuevo»

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Y es que yo ahora veo más que antes y pienso más que antes. Vamos, entiendo mejor que nunca a Carrie cuando decide mantener su piso de soltera. Ese es su lugar. Allí se evade, se olvida de todo y su mente se abre. La soledad hace que eso suceda. Así que, sea como sea, ¡gracias soledad por la ayudita! 

Así que voy a hacerme mayor, como Serena, a trabajar duro y con determinación, como Joey (como él lo de la determinación, ¡lo del trabajo duro como yo!) para ser un buen profesional y a… bueno… Carrie es que tiene mucha cosa buena, ¿no? Pues eso, ¡a Carriear también!  

Y es que, amigos, el mundo está muy mal, ¡pongámonos las pilas!

Y ahora, pese al miedo, la inseguridad, las ganas de echarme atrás… ¡aquí estoy! en Madrid, añadiendo peldaños a la escalera de mi futuro y aprendiendo. Aprendiendo mucho y en todos los sentidos. Y es que las arrugas muestran el paso del tiempo, las lecciones bien aprendidas, la madurez (que poeta soy cuando quiero, ¡olé!).

Y ahora, si me disculpáis, estoy un poco ocupado haciéndome mayor. ¡Hasta la próxima!

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P.D. Sí mamá, tenías razón (como casi siempre), ¡hasta lo del pez es difícil!

P.D.2 Llevo 345 años para publicar el post. Mi ordenador me odia desde que llegue. Será de Apple, pero se ha acostumbrado al viento de levante demasiado y esta nueva altitud no le mola nada.

Alfon Mulet Serra ( @FonMulet )

Blog: 13Clouds

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